lunes, 25 de abril de 2016

¿Qué es la socialización preventiva? Violencia cero

violencia cero

¿Quieres saber por qué en las comunidades de aprendizaje la violencia se reduce tan drásticamente? 

Una de las seis actuaciones educativas de éxito (AEE) señaladas por el proyecto INCLUD-ED como las que generan más eficiencia y equidad en los centros educativos es el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos. Como ocurre con las otras cinco AEE, el modelo está avalado por la comunidad científica internacional.

Y... ¿qué nos dicen las investigaciones? Resulta que los mejores resultados en cuanto a convivencia se dan en aquellos entornos en que la violencia, sea verbal o física, no se tolera en ningún caso. Parece sencillo, pero vamos a poner unos ejemplos y verás que en nuestra sociedad la violencia está normalizada en cierto modo.

Imagina unos niños de dos años jugando. A uno le quita un compañero el juguete de las manos y, como respuesta, le muerde en la cara. La maestra nos dice que es algo natural a lo que no hay que dar importancia. Seguidamente, pide a los niños que se den un abrazo y hagan las paces. ¿Parece una situación normal? ¿O normalizada? ¿Crees que un niño de dos años puede comprender que no nos gusta que nos hagan daño? Pues sí, puede.

Imagina ahora un niño que persigue a una niña para darle un beso. Ella no quiere y se está enfadando. Los adultos que se ocupan de ellos en ese momento les dicen que un beso es algo bueno y que ella debe dejar que la besen. ¿Parece una situación inocente? ¿Qué mensaje crees que le están dando a la niña? ¿Cuándo es buen momento para empezar a educar en la libertad de elección? Es muy importante que los niños y niñas aprendan desde siempre que deben ser libres de elegir con quién relacionarse. No solo eso, sino que debemos educarles para que elijan estar con quien les trate bien y les respete, porque a todos nos gusta que nos traten bien y a nadie le gusta que le hagan cosas que no quiere.

Imagina, por último, un instituto de secundaria. Muchas chicas quieren salir con ese chico que tiene fama de chulo, al que los otros chicos tienen miedo porque suele verse implicado en peleas. Además, todos saben que suele cambiar de novia y que no tiene un carácter agradable. Las chicas piensan que saliendo con el chico malo ganarán popularidad, lo cual es cierto a corto plazo. Cuando el chico las deja, suele contar a todo el mundo las cosas que ha hecho con ellas (y posiblemente las que no), lo cual destruye esa popularidad bruscamente, creando además problemas añadidos que pueden volverse muy graves, llegando a causar suicidios.

Somos seres sociales, aprendemos por interacción entre iguales. Recuerdo que uno de los formadores de la red de comunidades de aprendizaje de la Comunidad Valenciana nos lo explicaba de la siguiente manera: si es cierto que los humanos construimos el conocimiento en base únicamente a nuestra experiencia con el medio, como nos enseñaron en la facultad de educación, entonces podríamos dejar a un individuo en la selva y al cabo de unos años sería biólogo. Es un ejemplo bruto, pero directo. Efectivamente, no se puede rebatir que el conocimiento es colectivo y aprendemos mediante las interacciones con unas y otras personas.

Una niña o un niño necesita a su alrededor personas adultas que rechacen la violencia, sea física o verbal. Necesita modelos positivos, no violentos. Necesita una alternativa a esas conductas violentas. Necesita personas que le sirvan de guía, que le den herramientas para resolver los conflictos que surjan en su socialización.

¿Qué debemos hacer los adultos responsables de esos niños?

Vamos al primer ejemplo, el de la escuela infantil. Violencia cero significa violencia cero. Si un niño, aunque tenga dos años, hace daño a otro, debemos hacer ver (a todos) que rechazamos su conducta. De inmediato debemos mostrar ese rechazo públicamente y procurar que lo entiendan. El objetivo es que todos esos niños hagan lo mismo, y se puede conseguir. Con el tiempo, si un niño hace daño a otro, todos (con el apoyo del adulto, por supuesto) se posicionarán con el agredido y rechazarán al agresor dejando claro que el motivo es su agresión. Hay que ser estrictos en este aspecto y no tolerar ninguna muestra de violencia física ni verbal. Ahora bien, no rechazamos personas, sino conductas. Esto quiere decir que asumimos que todos nos podemos transformar y que aceptaremos a ese niño que fue agresor cuando nos trate bien a todos.

En el ejemplo del niño que quería besar a la niña en contra de la voluntad de ella, debemos aprovechar el conflicto para hacerles reflexionar. A nadie le gusta que le hagan cosas si no quiere que se las hagan. En un entorno de violencia cero, los compañeros de la niña la defenderían y buscarían la ayuda de un adulto. El diálogo sería la herramienta habitual para resolver estos conflictos.

En el caso de los adolescentes, vemos el resultado de una sociedad en la que los medios publicitan una imagen de hombre violento exitoso y popular. Debemos luchar contra eso, haciendo visibles y dotando de atractivo a otros modelos masculinos alternativos, no violentos.

¿Parece muy costoso todo esto? Por eso es importante empezar desde los cero años. Es así como educaremos personas que razonarán y podrán ser respetuosas y exigir que se las respete. En los centros educativos donde se implanta el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos, todos los alumnos, el profesorado y las familias se forman para dejar de tolerar la violencia. En esos centros, las personas denuncian los casos de maltrato sin dudar un instante, porque no son tratados de chivatos, sino de valientes. Toda la comunidad educativa acuerda una norma básica, que todos compartan y comprendan, y esa norma se vuelve el lema de la convivencia del centro. Un ejemplo real de norma básica es "si me tratas mal, paso de ti".

Para acabar, te recomiendo esta amena lectura:



Imagen extraída de Pixabay

domingo, 17 de abril de 2016

Innovación educativa o investigación: esa es la cuestión

INNOVACIÓN O INVESTIGACIÓN

Cuando hablamos de innovación educativa, ¿queremos decir que es necesario que cambiemos todo? ¿Hay que probar cosas nuevas siempre? Lógicamente, no es la cualidad de nuevo lo que hace válidas las buenas prácticas.

En una comunidad virtual sobre actuaciones educativas de éxito, tuve unas interacciones con un participante que me hicieron reflexionar. Hablábamos de que innovar no es una de las funciones del profesorado según la legislación vigente en España (Artículo 91 de la LOE). La investigación, en cambio, sí figura en ese apartado. El mensaje es claro: debemos basar nuestro trabajo en lo que ya se ha estudiado. Además, tenemos que acceder a ese conocimiento; hay que investigar. 

Siempre te pongo el ejemplo del médico y, en este caso, vuelve a venirme a la mente. Tu médico se basa en estudios que ya están hechos para aplicar las mejores técnicas, tratamientos, etcétera. Lo hace con el respaldo de la comunidad científica. ¿Es igual el caso del docente? Yo pienso que no del todo. Creo, y podemos estar de acuerdo o no, que en determinadas profesiones tenemos un gran margen de maniobra en cuanto a la forma de proceder, y es el caso de la enseñanza. Conocemos muchos casos de docentes que, trabajando de formas muy diferentes, obtienen muy buenos resultados y nos sirven de inspiración. Sabemos de actuaciones y metodologías que han funcionado y podemos aplicarlas con más o menos éxito. Podemos formarnos en buenas prácticas; así conoceremos aquello que ha dado buenos resultados a otros docentes. Además, podemos modificar esos procedimientos para que se adapten a nuestras circunstancias o simplemente porque pensamos que podemos mejorarlos. Incluso podemos tener ocurrencias muy interesantes y llevarlas a la práctica, y pueden resultar un éxito. Es algo que puede entusiasmar a docentes y alumnos. La innovación educativa puede ser emocionante.

Sin embargo, ahora sé que la innovación no debe ser el primer paso para mejorar la educación, y no es porque lo ponga en la normativa. Tampoco vamos a hablar ahora de que las leyes podrían cambiar de nuevo cualquier día, que también es cierto. El motivo para investigar antes que innovar es, como te comentaba, que debemos aplicar las mejores actuaciones en educación. Es simple. Hay que basarse en evidencias antes que en ocurrencias. La comunidad científica internacional, es decir, el conjunto de todos los científicos del mundo junto con las interacciones entre ellos, se ocupa de debatir y de estudiar los trabajos de investigación que llevan a cabo, a través de artículos en revistas científicas que son meticulosamente revisados por miembros de esa misma comunidad. 

Las actuaciones educativas de éxito de las que hablamos son un listado de las mejores prácticas, que aumentan los resultados académicos y mejoran la convivencia mediante la transformación de los centros educativos y de sus entornos. Ese listado es el resultado de la investigación de más rigor a nivel internacional y por ello se hace referencia a esas actuaciones en las publicaciones científicas más importantes. A diferencia de las buenas prácticas, no debemos modificar las características de una actuación educativa de éxito, puesto que en ese momento dejará de ser lo que es, una garantía de mejora. 

Te recomiendo, si te dedicas a la enseñanza,  que centres tu energía en formarte para que puedas aplicar actuaciones educativas de éxito. Eso no significa que no podamos compartir y conocer nuevas prácticas también, ni que no debamos probar cosas nuevas ni tener ideas. Innovando podemos dar con más buenas prácticas, que pueden resultar muy útiles. Pero veo muchos docentes que gastan sus fuerzas en la innovación sin tener ni poder ofrecer garantías de mejora. Y sí, de nuevo responsabilizo a las universidades, que no nos forman en base a evidencias, sino ocurrencias. 

Quizá te suene algo frío esto de la investigación y la comunidad científica; fórmate y verás que es todo lo contrario. Cuando conozcas el proyecto Comunidades de aprendizaje y el concepto de aprendizaje dialógico, que es la base de cada una de las actuaciones educativas de éxito, sabrás que es el camino hacia una sociedad más justa y mejor. 


Imagen: Pixabay