sábado, 28 de mayo de 2016

El voluntariado en la escuela

voluntarios en la escuela

¿Cómo podemos abrir la escuela para que transforme su entorno? ¿Qué pueden hacer las familias para mejorar la educación?

Durante este curso, hemos organizado por primera vez sesiones de grupos interactivos en nuestras clases de cuarto de primaria. No habría sido posible, claro está, sin los familiares que accedieron a formarse y a convertirse en los primeros voluntarios de nuestro centro.


Si has leído entradas anteriores de este blog, ya sabes que la figura del voluntario es indispensable para la realización de la actuación de éxito más efectiva.

El tiempo de los voluntarios no es un regalo, sino una inversión, porque quieren contribuir a cambiar la escuela y su entorno. Son personas comprometidas con ese cambio educativo, no gente que no tiene otra cosa que hacer. Es algo que debemos tener claro todos y veo que los voluntarios que más participan y más se forman son los que más lo comprenden.

Además, es muy importante que los docentes tengamos altas expectativas hacia las personas del entorno, sean familiares de nuestros alumnos o no, porque es cierto que a muchos maestros no les atrae nada la idea de abrir las puertas a personas externas al centro. En parte, puede que sea porque no sabemos todo lo que pueden aportar al aprendizaje de nuestros alumnos, hasta que lo vemos con nuestros ojos.

Si trabajas en un centro educativo, te recomiendo que empieces por formarte e informarte, ya que las mejoras que se consiguen con la participación educativa de la comunidad no las he visto yo, sino que hay consenso de la comunidad científica internacional en cuanto a su valor y por eso es una de las actuaciones de éxito señaladas por el proyecto INCLUD-ED.

Piensa también que las personas que están dispuestas a formarse y a participar activamente en actuaciones de éxito son de las más concienciadas e implicadas; por norma general, se lo van a tomar en serio y te van a brindar una ayuda y un aprendizaje continuo de valor incalculable. 

En la práctica, pregúntate esto: ¿cómo pueden nuestros alumnos aprender en la diversidad si en los centros educativos solo hay un tipo de adulto? Piensa en los maestros y profesores que conoces. ¿No son en realidad un colectivo con poca diversidad? Es mucho más fácil que ciertos aprendizajes se den en un centro donde entra todo tipo de personas del entorno a participar en las aulas. No solo eso, sino que además te sorprenderías de todo lo que los alumnos y los maestros aprendemos de nuestros voluntarios. Son cosas imposibles de conseguir de otro modo.

Aparte de las conversaciones y los intercambios de impresiones que tenemos tras las sesiones de grupos interactivos, hemos organizado también un par de tertulias pedagógicas con maestros y familiares. En esas reuniones hemos leído artículos muy interesantes que han dado pie a grandes ideas y profundas reflexiones. Es emocionante ver el potencial de este tipo de interacciones para mejorar el funcionamiento del centro educativo. Con diálogo igualitario, compartimos pensamientos y construimos conocimiento. Se vuelve mucho más fácil llevar a cabo nuestro trabajo, puesto que lo hacemos entre todos y con la comprensión de nuestras actuaciones por parte de la comunidad.  

Un docente debe estar siempre dispuesto a aprender. Pues bien, hoy no veo mejor manera de aprender que dialogando con alumnos, compañeros y voluntarios. Una de nuestras alumnas dijo hace poco: "me gusta que vengan voluntarios a clase porque nos pueden enseñar cosas que los maestros no saben". Es un buen resumen.


[Imagen: wikipedia]

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