domingo, 10 de enero de 2016

¿Qué ha cambiado en mi clase?

CLASE TRADICIONAL


Este año tenemos alumnos nuevos. Si todo marcha según lo previsto, estaremos juntos durante tres cursos. Mi cotutor y yo estamos muy ilusionados; más todavía al ver cómo las familias comparten esa ilusión. ¿Qué ha cambiado en las clases para que estemos así de emocionados?


Yo diría que el gran cambio que hemos hecho es que ya no damos todo por sentado, sino que cuestionamos. ¿Acaso no queremos que las personas que estamos educando sean críticas y cuestionen aquello que se puede mejorar? Entonces no tendría sentido que nosotros no lo hiciésemos. 

Al cuestionar, ocurren cosas. Empezamos a formarnos, a informarnos y a probar algo nuevo que, a diferencia de lo que veníamos haciendo, ha demostrado generar éxito y no fracaso. 

¿Y en las clases? ¿Qué ha cambiado? Lo primero ha sido dar prioridad absoluta al respeto. A todos nos gusta que nos traten bien, así que llegamos al acuerdo de que nadie debe permitir que se le trate mal. Esto, que suena muy sencillo, conlleva una enorme inversión de tiempo en dialogar, exponer, aconsejar y, sobre todo, escuchar. Y esto, amigos, lo cambia todo. Una vez me contó alguien que en su aula tiene un cartel que dice: "Aquí no se enseña. Aquí todos venimos a aprender". Me fascinó la idea pero, ahora, la comprendo realmente. Ahora me doy cuenta de cuánto tenemos que enseñarnos unos a otros; alumnado, familias y profesorado. 

La forma de organizarse para facilitar la prevención de conflictos no es una ocurrencia nuestra; es una de las actuaciones educativas de éxito que se están aplicando en muchos centros de distintos países. Como ya dijimos hace poco, va siendo hora de que en la educación nos basemos en evidencias científicas, al igual que se hace en medicina, biología o psicología. Pero trataremos este tema más adelante, y en detalle. 

El otro gran cambio que quiero comentar a grandes rasgos (porque realmente han cambiado muchas cosas en nuestras clases) es la generalización de las altas expectativas por parte de los maestros, hacia nuestro trabajo, hacia las familias y, sobre todo, hacia los alumnos. 

Ahora estamos apenas en el comienzo de un largo camino en el que seguiremos cambiando las cosas allá donde veamos oportunidad de mejorar. Esta semana, hemos puesto las mesas del maestro contra la pared; ya no serán una barrera entre alumnos y maestro. Debemos crear más espacios y más momentos para el diálogo, para compartir. La inteligencia es colectiva. 

Ahora sabes que la fotografía que has visto antes no es de nuestras aulas. 


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